Una de las recetas más deliciosas realizadas con queso es el soufflé. Gran parte del secreto de este pastel de queso reside en su aspecto ligero y esponjoso. Aprendemos en media hora a realizar una buena masa fácilmente.
Los soufflés deben su aspecto a la incorporación de las claras a punto de nieve. El secreto es conseguir que se mantenga su volumen. Batimos las claras en un bol limpio y seco, a la mezcla le añadimos unas gotitas de limón. Las claras deben estar a temperatura ambiente, así conseguiremos que suban, utilizaremos una batidora con varillas grandes. Además, cuando añadamos las claras a la bechamel inicial, mediante movimientos envolventes de abajo a arriba, lo haremos levantando y cortando la mezcla para no perder en aire incorporado al batir.
Hacemos la masa con 250 gr de queso fuerte, 150 gr de queso gruyère, 2 vasos de leche, 50 gr de mantequilla, 2 huevos, sal y pimienta y dos cucharas colmadas de harina. Rallamos los dos tipos de queso con la parte gruesa del rallador y los mezclamos entre sí. Rehogamos la harina y la mantequilla. Cuando esté ligeramente dorada vertimos la leche, removiendo.
Cocemos la bechamel, removiéndola unos 15 minutos. La sazonamos, le añadimos el queso y la cocemos durante 5 minutos más. La retiramos del fuego, tibia le añadimos las yemas y las mezclamos bien. Las claras a punto de nieve las añadimos a la bechamel. Echamos la masa en moldes untados con mantequilla y los horneamos a 180º unos 12 minutos. Lo servimos.
Para postre quedará perfecto si lo servimos acompañado de chocolate fundido, mermelada de fresa o caramelo fundido. Si lo prefieres salado le añadimos a la bechamel pequeños trozos de jamón o de bacón