Con nuevos colores en techos y paredes, incluso una casa vieja puede resultar clara y bonita. Si creemos que a la casa le iría bien un embellecimiento, podemos dedicarnos a ello sin ningún conocimiento previo. Por supuesto no podemos emprender ésta tarea sin los útiles necesarios.
Nos hace falta un rodillo de piel de cordero, de unos 25 cm de anchura, para grandes superficies. El rodillo de fibra de nilón no resulta tan absorbente. Para pintar los radiadores usamos uno más pequeño, 10 cm de anchura, que se utiliza también para pequeñas superficies. Ambos deben contar, desde luego, con mangos intercambiables y con cabezal huecos, para poder insertar prolongaciones con las que pueda llegarse a lo alto.
La brocha plana se utiliza para la imprimación de superficies y aplicación de quitapinturas. El tipo mayor sirve para el lavado de pintura a la cola y también para el engrudado de papeles pintados. Si aplicamos pinturas aislantes, utilizamos un pincel redondo, el pincel plano se utiliza para la primera capa de las esquinas y el trazador de cerdas oblicuas para pintar cuidadosamente cantos de borde agudo.
También se necesita una rasqueta (con la hoja recubierta de teflón), un cubo que nos permita introducir el rodillo y algo de papel de lija (grano120) para eliminar restos de pintura y alisar superficies masilladas.
Antes de empezar con la pintura será conveniente cubrir el suelo con hojas de papel y pegarlas con celo a los zócalos, no dan buen resultado los periódicos porque resbalan con facilidad. Los enchufes e interruptores de las paredes se protegen con papel o tiras adhesivas.
Cualquier trabajo de pintura debe empezar limpiándose la superficie que se va a tratar y la restauraremos si consideramos que es necesario. Las grietas se rellenan con masilla o se igualan con selladora. Las importantes de la pared o debidas al revoque deberán rellenarse con masilla especial de aplicación general.
Si el color general no puede adquirirse ya preparado, es conveniente que el tono de pintura que se haya escogido se obtenga de una sola vez, pues será muy difícil conseguir posteriormente que podamos disponer del mismo tono con anterioridad elaborado.
Por lo que concierne a la cubrición, los tonos claros amarillo-rojo o naranja, cubren poco, pues trasparentan, pero su capacidad de cubrición puede aumentar si a los tonos logrados se les añade el color blanco.
Para asegurar el tono correcto deseado hay que dejar secar la pintura, ya que unas oscurecen y otras se aclaran. Existe un elemento auxiliar: el secador de pelo. Las pinturas mal mezcladas ofrecen un aspecto deficiente. Es preciso mezclarlas agitando muy bien. Lo mejor es utilizar una batidora acoplada a la máquina universal o taladradora.