¿Se puede enseñar a pensar? - Salud

viernes, 17 de junio de 2011

¿Se puede enseñar a pensar?



Queremos dejar al margen la polémica entre la herencia del niño y el medio en el que se cría. Que la inteligencia del niño se desarrolle plenamente creemos que depende, en gran medida, de que los padres sean capaces de guiar, promover y acompañar sus primeras experiencias de aprendizaje, antes de que el niño vaya a la escuela. Los primeros maestros deberían ser los padres.

A medida que el niño crece, parece ser que disminuye la influencia que los primeros momentos de vida, las primeras sensaciones y los primeros aprendizajes ejercen en él y en su desarrollo intelectual. Las primeras experiencias que el niño tenga son fundamentales, el resto importa, pero no tanto.


Conocemos dos teorías sobre el desarrollo intelectual del niño: que nace inteligente o "simplón", por razones hereditarias, o que la herencia no es un factor decisivo, que no determina decisivamente el carácter o la inteligencia. El niño puede, según esta teoría, desarrollarse ilimitadamente. Su capacidad depende sólo de las circunstancias exteriores.

Si admitimos esta segunda teoría, la psicología tiene razón de ser. A través de ella tenemos posibilidades de estudiar la conducta del individuo y, si es preciso, modificarla. El niño adquiere y asimila conocimientos, los madura a lo largo de su vida y, tal como va creciendo, se produce un desarrollo cuantitativo, a diferencia del desarrollo cualitativo, en el que maduran ciertas partes del organismo (fundamentalmente, el sistema nervioso).

Hoy en día parece que hay una tendencia a aceptar que las dos teorías tienen su parte de razón. Neurólogos y psicólogos han empezado a entenderse y, de esta colaboración, está surgiendo un conocimiento más preciso sobre el cerebro humano y sus funciones. La respuesta a la pregunta del título sería, por tanto: sí, se puede enseñar a pensar, con límites y matices.


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