El àguila, reina de las rapaces - Animales, Naturaleza

miércoles, 29 de junio de 2011

El àguila, reina de las rapaces



Muchas veces la amenaza para los animales indefensos está en el aire. El águila, señora de los espacios, se lanzará vertiginosamente sobre cualquier presa que haya divisado con su aguzadísima vista.

Desde la más remota antigüedad, el águila ha inspirado admiración a los hombres, que han hecho de ella un símbolo de majestad y de poderío; también de nobleza. Efectivamente, se trata de un ave poderosa y formidable cuya longitud, de extremo a extremo de sus alas desplegadas, puede llegar a los dos metros.


El águila real, la que nosotros mejor conocemos, habita en lo más escarpado de las montañas, en lugares donde su nido resulte inaccesible para cualquier enemigo; en caso de necesidad, el águila defenderá éste y sus crías con una fiereza implacable, incluso contra el hombre.

El nido es permanente en él habita la pareja de águilas durante muchos años, criando sucesivamente sus aguiluchos. Solamente lo retoca de vez en cuando, buscando más comodidad para todos. Los aguiluchos nacen con un suave plumón y permanecen indefensos durante bastante tiempo, hasta volar por sí mismos: lo cual explica la atención de los individuos adultos a su defensa.

El águila solamente puede remontar el vuelo con una presa de peso igual o inferior al suyo. Cuando la presa pesa más que ella debe despedazarla en el suelo, para llevar luego a su nido las partes que le interesen.

El curvo pico del águila es muy duro, y con sus garras, provistas de unas uñas afiladísimas, constituye un sistema ofensivo tremendamente respetable. La fuerte musculatura permite al águila un vuelo rápido, que la traslada en un espacio corto de tiempo desde su atalaya al lugar donde a descubierto a su presa.

Es pura fantasía que las águilas se lleven a los niños, sin embargo, atacan a los pequeños mamíferos, a los reptiles y a las otras aves. Cuando se trata de algún animal que vive en manada, el águila prefiere asustarlo, acosándolo de modo que se separe de sus congéneres y se despeñe enloquecido. Esto es lo que suele hacer con la cabra montesa. Pero si el animal se refugia en algún valle angosto, la formidable ave de presa no se atreverá a darle caza, porque necesita espacios amplios para su vuelo.

Pueden encontrarse variedades de águila en casi todo el mundo, excepto en Nueva Zelanda. Además de nuestra águila real, hay que citar, entre otras:

• El águila calva, que habita en América del Norte y ha sido adoptada como emblema nacional de los Estados Unidos. Esta especie acostumbra a planear sobre las aguas, donde se chapuza para capturar peces.

• El águila pescadora, de parecidos hábitos, que se ha adaptado muy bien a los fríos del Ártico y del Antártico. Una vez ha capturado un pez con sus afiladas garras, lo sacude para secarlo, antes de conducirlo al lugar donde lo devore.

• El águila harpía, la mayor de América Central y Meridional que, sin embargo, solo ataca a presas pequeñas.


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