El apio es una planta herbácea usada como alimento, condimento y remedio. Tiene un alto contenido vitamínico que protege el organismo contra diversas enfermedades: la vitamina A protege contra la xeroftalmia, enfermedad de los ojos que se caracteriza por una sequedad persistente, la vitamina B fortalece los nervios y la vitamina C previene contra el escorbuto.
El apio tiene propiedades alcalinizantes que ayudan a perder peso y propiedades carminativas que favorecen la expulsión de gases del tubo digestivo. Es antipalúdico, estimulante, expectorante, febrífugo, levemente laxante y tónico. La hoja del apio preparada cruda en ensaladas es muy saludable y tónica para el sistema nervioso, pero no se recomienda en la alimentación de los diabéticos, de los dispépticos (con malas digestiones) y de los que tienen el estomago débil.
Si hacemos zumo, es carminativo, diurético, febrífugo y tónico. Fresco es muy bueno en casos de dismenorrea, nefritis, hepatitis, ictericia, gota, reumatismo, escorbuto, fiebres y debilidad general. Contra el paludismo da excelentes resultados si se toma una taza por día dividida en tres o cuatro tomas.
El apio cocido en agua o en cualquier otro líquido, que supone un hervor, lo que lo diferencia de la infusión, es eficaz contra las enfermedades de los riñones y del hígado, en la colitis crónica y en la debilidad digestiva. Es un poderoso depurador de la sangre. Se utiliza con éxito contra anemias por deficiencia de hierro, clorosis, ácido úrico y afecciones catarrales. Se emplean de 25 a 30 gramos por litro de agua.
Las hojas mezcladas con leche fresca y tomadas en ayunas son un excelente estimulante del apetito y diurético.
Para combatir el asma, los catarros pulmonares crónicos, la ronquera y la afonía se cuecen unos 30 gramos de hojas frescas en un litro de agua, se mezcla con leche fresca endulzada con miel de abejas. Se toma por la mañana en ayunas.
Pero no solo se usa en alimentación. En cataplasmas, las hojas mezcladas con sal y vinagre hacen desaparecer la sarna en poco tiempo. Por otra parte, las madres lactantes utilizan las hojas de apio mezcladas con igual cantidad de hojas de menta para hacer una pomada que se aplica caliente en los pezones, a fin de disipar las intumescencias lechosas.