El perfecto cuidador - Longevidad

martes, 9 de julio de 2013

El perfecto cuidador



Hoy son muchas las personas que disfrutan de una vejez con buena salud, llena de actividades y con plena independencia. Pero tarde o temprano, por edad, aunque no haya ninguna enfermedad de por medio, los mayores necesitan la ayuda de terceras personas para sus tareas cotidianas, bañarse, cocinar o acudir al médico, aunque sean capaces de vivir solos.

Por tradición, es la mujer quien se ha encargado de atender y cuidar a los abuelos, a pesar de trabajar y de los recursos asistenciales públicos o privados, ya que muchas veces no coinciden con los recursos económicos de las familias.

El perfecto cuidador

Nuestra sociedad concibe atender y cuidar a los mayores como una obligación y un deber, y aunque lo hagamos con cariño, no es tarea fácil. Mucho más si la persona mayor depende absolutamente de nosotros.

Cuidar a una persona mayor requiere un gran esfuerzo personal y emocional que nos cambia la vida. Si no se cuenta con la ayuda necesaria puede, incluso, convertirse en una carga que lleve problemas laborales, personales, de salud y familiares.

La tele asistencia, la ayuda domiciliaria y los centros de día ofrecen a las familias un respiro. O si se puede, lo ideal es contratar a un cuidador que, por horas o a jornada completa, nos libere de la tarea, si resulta imposible compartirla con otro miembro de la familia o compatibilizarla con el trabajo.

Las características que ha de tener un cuidador son: vocación, que le guste trabajar con mayores, formación, intuición para alertar a la familia o al médico de cualquier anomalía, empatía con el anciano, "que respete sus costumbres", facilidad de comunicación y simpatía, además de una cierta agilidad y destreza para atender a personas con problemas de movilidad.

El cuidador juega un papel muy importante en la vida del anciano; no debe ser una persona inmóvil que actúe solo en caso de emergencia, tiene que ser una persona que lo motive para que mantenga su calidad de vida. Es importante que este cuidador o cuidadora cuente con la aprobación del anciano, que suele ser desconfiado y miedoso.

Es importante que la familia supervise el trabajo del cuidador y le exija el cumplimiento de sus funciones.


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