Queremos vivir en armonía con el medio ambiente, disfrutar en sociedad y estar tranquilos en relación con la naturaleza; pero vivimos en una época peligrosa para ella, en la que los humanos la dominamos... y la maltratamos.
Podemos ayudar a la Naturaleza de muchas formas. Por ejemplo, bebiendo menos bebidas enlatadas. Su fabricación requiere un fuerte consumo de energía y las latas tardan mucho tiempo, demasiado, en desintegrarse.
Evitaremos, también, comprar alimentos presentados en bandejas no reciclables. La carne o la fruta, por ejemplo, no necesitan ir preparadas en bandejas de este material.
Muchos de nosotros utilizamos papel de periódico y cartones. Los llevamos a las empresas que se dedican a su recogida y los reciclan; igual pasa con los muebles viejos y con el vidrio.
A favor de todos: compramos sólo la cantidad de barniz y pintura que necesitamos, únicamente la que vayamos a utilizar.
Los vehículos a motor están entre las mayores causas de contaminación del aire, el suelo y las aguas. Pero hay talleres en los que el aceite se recicla. Cuando tengamos que cambiar el aceite vamos a procurar llevarlo a estos sitios.
Como humanos pensamos razonablemente, pero ¿por qué actuamos insensatamente? Muchos pequeños gestos, sumados, pueden hacer una gran diferencia.