lunes, 25 de agosto de 2014

Gastronomía y economía

La gastronomía se ha convertido en uno de los motores de la economía española. El sector turístico que genera es de primer orden, ya que la mayoría de los turistas que visitan España lo hacen buscando actividades relacionadas con la gastronomía, y el gasto que realizan en nuestro país y el tiempo de estancia en él es superior a la media.

Nuestros cocineros son los grandes embajadores de la marca España a nivel internacional. Hemos añadido creatividad a la olla tradicional y las tapas españolas ganan peso en todo el mundo.

Gastronomía y economía

La gastronomía es cultura, y las personas "llamadas por el estomago" ponemos en funcionamiento la cabeza. Por lo tanto, unos buenos cocineros se convierten, en parte, en los causantes de la riqueza turística de un país, atrayendo con su cocina a gente de otros países que, a su vez, contribuirán a aumentar la riqueza culinaria, y gira, y gira....

El oficio de cocinero se ha transformado en 30 años. Los chefs españoles de hoy abanderan la excelencia y crean tendencia.

Todo empezó con la Nueva Cocina Vasca, un movimiento liderado por Juan Mari Arzak, Pedro Subijana y Karlos Arguiñano, entre otros, que unieron tradición culinaria y libertad. A ellos se unió la gente de la siguiente generación, Martín Berasategui, Hilario Arbrlaitz. Y la confirmación en la década de los noventa del genio Ferran Adriá supuso la revolución definitiva.

Los cocineros del siglo XXI cumplen con el siguiente perfil: tienen vocación, son humildes, se están formando continuamente, investigan y aprenden de los compañeros, viajan para seguir aprendiendo, comparten su saber, utilizan las nuevas tecnologías en la cocina al servicio del sabor y de los alimentos... Hoy los grandes chefs abren los telediarios. La cocina española está de moda y no tiene fronteras.


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martes, 12 de agosto de 2014

Cómo salir guapa en la foto

Sabemos que los cuerpos de las modelos se retocan; que las pieles, los cabellos y las curvas de diosas de las actrices no son reales del todo. Pero, a pesar de eso, todas queremos parecernos a ellas, seguimos queriendo ser mujeres perfectas: piernas en posiciones inauditas, o cuerpos que de tan estirados parecen ridículos, nada de cirugía, todo gracias al Photoshop.

Para aceptar ese cuerpo y ese rostro que se pueden mejorar podemos seguir estos consejos de los expertos. No hay porque mutar nuestro cuerpo con programas informáticos, y luego ¡a mirarnos al espejo con cariño!

Guapas en la foto

Si nos hacemos fotografías debemos relajar la mandíbula y ocultar el abdomen sin que quede exagerado. Es mejor no situarnos de forma frontal a la cámara.

Pero ¿dónde colocamos las manos? Podemos aprovechar los bolsillos como punto de apoyo y dejamos caer levemente el peso del cuerpo sobre una cadera para romper un poco la línea recta. Las piernas no deben estar muy separadas y, sobre todo, debemos relajarnos, ya que la tensión se transmite en la fotografía.

La ropa que llevemos en la foto debe hacernos sentir cómodas y seguras con el estilo. La clave es no arriesgar, el mítico little black dress, una blusa y unos vaqueros, es el clásico que siempre funciona en las fotos.

Cuidado a la hora de elegir los complementos. Algunos looks increíbles se arruinan por accesorios erróneos y horribles.

Si buscamos que la foto quede bien, debemos buscar luces tenues, siempre se queda más guapo en la sombra (que no a la sombra...). El sol siempre debe estar detrás de nosotros nunca directo.

Podemos hacer retoques buscando los colores naturales de la piel; usar Photoshop para aumentar la luminosidad de la mirada y la piel, y aclarar ligeramente el iris y el blanco de los ojos. Podemos eliminar los puntos y las manchas de la cara y, con el pincel aclarador del programa, suavizar la comisura de la boca.

Pero, como no somos modelos, es mejor seguir tomando agua y durmiendo bien. Demostrar confianza en nosotras mismas y sentido del humor nos ayudan a relajarnos para salir bien en la foto, con un aspecto natural. No está de más que recordemos entreabrir los labios ligeramente, para dejar ver unos dientes blancos, bajar un poco la barbilla y sonreír con la mirada. Mantener el cuerpo firme, alargar el cuello como si tiraran del pelo y dibujar una sonrisa.


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