Adam Smith y el libre mercado - Cultura y ocio, Economía

sábado, 11 de septiembre de 2010

Adam Smith y el libre mercado



La economía actual se basa en el libre mercado prácticamente en todo el mundo. En este sistema, en estado puro, los medios de producción están en manos privadas. La realidad es diferente: en muchos países, el sector público interviene en la economía en mayor o menor medida.

Las bases teóricas del libre mercado se deben al economista Adam Smith. Nacido en Escocia en 1723, Adam estudió filosofía en las universidades de Glasgow y Oxford. Trabajó como profesor, catedrático y director de aduana. En 1776 publicó el "Ensayo sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones", el libro que sentó las bases de la economía política.

Economía de libre mercado

Esta obra explica que las personas se mueven por dos intereses: bienestar y libertad. El bienestar individual se obtiene con la propiedad privada y, el social, con el crecimiento económico. La libertad, por su parte, implica capacidad de elección. La buena combinación de esos dos factores estimula la competencia empresarial, la optimización del trabajo, la producción de las mercancías necesarias y la fijación de precios. El mercado se regula a sí mismo; satisface intereses individuales mientras, sin pretenderlo, consigue beneficios colectivos.

Smith creía en la división del trabajo como factor de crecimiento económico. La especialización hace crecer la producción y, a la vez, reduce la cantidad de recursos utilizados. En consecuencia, aumenta la productividad de las empresas, lo que les proporciona mayores beneficios. El trabajador también gana, ya que un especialista suele tener mejor sueldo y más ofertas de trabajo.

Otra característica del libre mercado es la no intervención del estado en la economía. La oferta y la demanda se bastan para mantener la producción y los precios en una relativa estabilidad. En temas económicos, los poderes públicos únicamente deberían ocuparse de la seguridad, de mantener las infraestructuras y de asegurar que se cumplen las reglas.

"No es por la bondad del carnicero, del cervecero o del panadero que podemos contar con la cena de hoy, sino por su propio interés". Adam Smith, 1723 - 1790.


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