"El niño reconoce a su madre por el olor". Esta frase demuestra la importancia que tiene el olfato en el ser humano. Pues, ¿qué hay más importante para un bebé que su madre? Desde pequeños aprendemos a distinguir los diversos aromas y los clasificamos como olores buenos y olores malos.
El primero que utilizó el término aromaterapia fue por el químico francés Maurice Gattefosse, quien descubrió las propiedades curativas del aceite esencial de lavanda. En sus investigaciones comprobó la importancia de los aceites esenciales para la buena circulación sanguínea y linfática, así como el modo en que influyen sobre el metabolismo.
El diccionario define la aromaterapia como "la utilización con fines terapéuticos de los efectos producidos por los aromas en el organismo". Pero no es solo una terapia basada en olores; los aceites esenciales que se destilan de las plantas se pueden aplicar de diversas formas, puesto que no curan únicamente los aromas, sino la carga energética y los componentes químicos que forman parte de su estructura molecular. Estos aceites pueden aplicarse, siempre diluidos, en forma de linimentos, emulsiones, cremas, lociones, cataplasmas, ungüentos y más.
Los aceites esenciales son la esencia vital de las plantas, como su nombre parece indicar. Se trata de substancias que tienen consistencias grasosas, más o menos fluidas, a veces resinosas, muy perfumadas y volátiles. Su elevadísima concentración hace que su efecto sea mucho más intenso y sutil sobre la mente, las emociones y el organismo. Por ejemplo, para obtener un kilo de aceite esencial de melisa, se precisan 5000 kilos de hojas.
La mayor parte de las plantas contiene esencias. Según los casos, los aceites esenciales se extraen de las flores, de las hojas, de las semillas, de las raíces, de los frutos, de las cortezas o de la madera. Por otra parte, la conservación de estas esencias exige algunos cuidados. Se aconseja guardarlas en frascos de vidrios, de colores opacos y bien cerrados, para preservarlas de la acción del aire y de la humedad.
En la terapéutica de uso interno es imprescindible utilizar esencias naturales de gran pureza. La dosificación a emplear debe estar siempre prescrita y supervisada por personas cualificadas.