Hace unos días hablamos sobre cómo coser una cremallera nueva. Allí dábamos por supuesto que encontrábamos una de la misma medida que la vieja, pero, ¿y si no es así? Las cremalleras que se venden en las mercerías son de 30, 35, 40 centímetros, y así de 5 en 5, hasta los 80 cm. Si ninguna de estas medidas nos va bien, podemos comprar la de largo inmediatamente superior al que necesitamos y, después, acortarla.

Lo primero que vamos a hacer es medir en la prenda los cantos de la cremallera vieja desde el principio hasta el final del cierre. Trasladamos esta medida a la cremallera nueva, desde el extremo inferior, y lo marcamos en las cintas de la cremallera con un alfiler.

Si la cremallera es metálica, con cuidado de no romperla, abrimos las piezas que hacen tope en las filas de los dientecitos y las reservamos para después. Quitamos los dientecitos que nos sobren con unas tenazas para no romper la cinta de la cremallera, lo que posiblemente nos pasaría si lo hiciéramos con unas tijeras. Volvemos a enganchar las piezas de tope en las cintas de la cremallera y las apretamos fuertemente.

Las cremalleras de plástico no tienen dientecitos sino una espiral. Quitamos con unas tenazas las piezas de tope que hay en la parte superior y cortamos las espirales, dejando de 1,5 a 2 cm. más de las medidas requeridas. Para que la corredora no se pueda salir por arriba, rematamos los extremos superiores cosiendo gruesos topes de hilo.

En todos los casos, cosemos la cremallera ya acortada tal como se indica en el artículo sobre cómo cambiar una cremallera e incorporamos a la costura los extremos superiores de las cintas que nos sobren, o los doblamos hacia dentro. Si hemos tenido cuidado (y algo de suerte, que siempre ayuda), la cremallera habrá quedado tan bien como si hubiera tenido la medida exacta.