Conserva natural de frutas - Cocina, Nutrición

viernes, 17 de septiembre de 2010

Conserva natural de frutas



Casi todos los tipos de fruta se pueden envasar, y una buena provisión de fruta envasada puede ser una reserva inapreciable, nutritiva y sabrosa. Los frascos han de ser de cristal grueso, con tapa de rosca o de presión. Deben tener una junta de goma que encaje en torno a la tapa y asegure un cierre hermético. Si entra aire en el frasco, la fruta se fermenta en seguida.

Si pensamos envasar la fruta, hay que revisar primero los frascos con cuidado para comprobar que no tienen el borde mellado. Si lo tienen, no sirven para nada, porque el cierre no será hermético. Hay que comprobar también que las tapas no estén agrietadas, oxidadas ni dobladas, y que los resortes sean fuertes. Para probar el hermetismo, llenamos el frasco de agua, ponemos la junta y la tapa, y lo colocamos boca abajo en la mesa. Si hay algún indicio de pérdida tras unos cinco minutos, los frascos no deben usarse.

Rica conserva de frutas

Con los frascos seleccionados, lavamos en agua caliente los que vamos a utilizar poco antes de llenarlos de fruta, pero sin secarlos por dentro para no esparcir los gérmenes que tiene hasta el paño más limpio. Los dejamos escurrir boca abajo.

Debemos elegir sólo fruta perfecta y clasificarla para embotellar. Las manzanas y las peras no deben pelarse, basta con quitarles el corazón, cortarlas en rodajas o en cuartos y meterlas en agua fría con algo de sal para evitar que se decoloren. Los albaricoques y los melocotones han de cortarse por la mitad y deshuesar; los melocotones también se pelan. Las cerezas y ciruelas se pueden envasar enteras, o cortar por en medio y deshuesar si se prefiere.

Hay que lavar bien toda la fruta antes de envasarla. Se suelen hacer las conservas en almíbar de azúcar. Aunque no hay razón para que no pueda envasarse simplemente en agua, su sabor no es tan bueno. Se prepara el almíbar con unos 200 g de azúcar granulado en unos 500 ml de agua. Esta proporción puede variar según la fruta y nuestro gusto.

Se distribuye la fruta de forma homogénea, usando el mango de una cuchara de madera para empujar y colocar las frutas más consistentes. Se llenan los botes de fruta y después se vierte el almíbar. Se agitan y golpean contra la mesa para soltar las burbujas, y se rellenan con más almíbar.

Hay que esterilizar la fruta envasada para evitar las bacterias y microbios que la podrían estropear. El modo más recomendado es al baño maría rápido. Se envasa la fruta en frascos y se llenan de almíbar caliente. Se meten en una olla profunda o en cualquier otra cazuela grande que tenga un fondo falso. Si no lo tiene se puede improvisar con papel de periódico o un trapo en el fondo. Los frascos no deben tocarse. Se llevan a ebullición durante 30 minutos. Pasado este tiempo se sacan los frascos, se enfrían al agua (no conviene quemarse) y se aprietan al máximo las tapas.


Ayúdanos a compartir esta entrada:
| Más