La cereza es una diminuta e irresistible fruta de temporada que tiene muchas cualidades. Es sabrosa, nutritiva y hermosa, además de saludable. Las cerezas son ligeras, sólo tienen 58 calorías por cada 100 gramos. Son laxantes, ricas en azúcares, potasio y vitaminas C y A. Combinan muy bien con otras frutas y muchos postres, incluso en recetas con sabores salados.

Las cerezas hidratan y suavizan la piel, protegen y refuerzan los vasos sanguíneos, son buenas para eliminar líquidos... Pueden colaborar en nuestra dieta para adelgazar, ya que se pueden comer como picoteo, sacian y no engordan .Las cerezas ayudan a prevenir la anemia y, por su aporte en hierro y calcio, son ideales ante la desmineralización de los huesos. Esto las hace muy aconsejables en la pre-menopausia.

Cuando pensamos en comer cerezas siempre las asociamos con un postre fresco y veraniego. Pero esta fruta da mucho más juego en la cocina. Se pueden usar cerezas en platos salados, combinando diferentes sabores; como simpáticos detalles para decorar repostería; o podemos elaborar con ellas diferentes guarniciones para postres. Son excelentes con la mezcla de dulce y salado en sencillos canapés de foie y cerezas, pollo asado relleno de mermelada o con brochetas de cerdo y picotas.

Si preferimos sacar todo el partido de su forma, color y dulzura, las podemos servir lavadas y enteras como postre. En ese caso recomendamos presentarlas de un modo diferente, más decorativo y atractivo, acompañándolas con guarniciones originales rápidas de preparar. Por ejemplo mezclándolas con zumo de naranja y una cucharada de jerez o con leche azucarada y licor. Podemos sorprender a los amigos haciendo una crema muy sabrosa, a base de cerezas (sin hueso, claro), yogurt batido con almendras picadas y dos cucharadas de miel.