Lobezno, lobato, lobo - Animales, Naturaleza

domingo, 27 de marzo de 2011

Lobezno, lobato, lobo



Una loba alumbra después de tres meses de embarazo y, en condiciones normales, tiene de cinco a siete cachorros. En un lugar solitario escava una pequeña terrera, aunque a veces utiliza alguna depresión natural. Los lobeznos son amamantados durante sus tres primeras semanas de vida con la leche materna.

La aparición de las primeras piezas de la dentición, hacia las cuatro semanas de vida, permite a los cachorros aprovechar el alimento semi digerido que el lobo macho regurgita (saca de la boca, sin vomitar) para ellos. Parte de este alimento también lo consume la hembra.


A medida que los cachorros se espabilan, el juego con los lobos adultos pasa a un primer plano en la vida familiar. Los cachorros juguetean, muerden y protagonizan manifestaciones lúdicas cargadas de un alto coeficiente intelectual.

Si la madre intuye que el sitio donde está la camada ha sido descubierto, cambia de lugar trasportando con los dientes a los pequeños cogiéndolos por la nuca. A los tres meses de edad, los lobeznos acompañan asiduamente a sus progenitores. El pelaje será ya de color gris obscuro y les dará el sello de madurez fisiológica. En todo ese tiempo, el aprendizaje de las artes de la caza es fundamental para el desarrollo psíquico del joven lobo.

Dos meses más tarde el animal adquirirá la autentica fisonomía del lobato, provisto ya de la dentadura completa. Un lobo devorando su presa ingiere la carne a grandes bocados y emite gruñidos amenazadores mientras devora una pieza. Los restos de las presas las esconde entre la maleza, en un hoyo o tapados con tierra y los desentierra cuando el animal tiene hambre.

Un lobo permanecerá en un territorio mientras la cantidad de presas sea suficiente para su alimentación, cuando estas falten no durará en realizar largos desplazamientos.


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