El sabor de un helado de nata artesano puede resultar diferente al que compramos en un comercio ¡pero vale la pena hacerlo para después comerlo!
La nata pura helada es insípida. El helado debe ser dulce y contener fruta; puede usarse clara de huevo, gelatina e incluso yemas de huevo para realzar su consistencia. Con 0.5 Kg de fresas, 114 g de azúcar, 0,2 l de agua y 0,4 l de nata, preparamos un helado típico cambiando la insipidez de la nata helada.
Hacemos almíbar de agua y azúcar. Machacamos las fresas y colamos las pequeñas semillas; cuando se haya enfriado el almíbar se vierte en la pulpa de fresas. Le añadimos la nata y lo ponemos en la nevera antes de dejarlo en el congelador, pues conviene que lo vayamos removiendo para evitar que se formen grandes cristales de hielo.
Podemos cambiar el sabor al helado, conservando los ingredientes y las medidas pero con otras frutas: así con melón, melocotón pera, ciruela, naranja, plátano... El verano permite cuando hay abundancia de fruta, además de conserva, hacer helados de larga duración, llenar nuestra despensa y cargar el congelador.