Cuando paseamos despacio llegamos a tener una sensación de bienestar; cuando caminamos deprisa sentimos energía y ganas de vivir. Con los paseos, al andar descubrimos que nuestro suelo pélvico reacciona en cada paso y se llena de vitalidad. Podremos dar pasos más grandes sin esfuerzo, puesto que las caderas, que se mueven hacia delante, contribuyen a la longitud de los pasos.
La mayoría de los primeros intentos de caminar como una belleza caribeña acaban con la sensación de que nos estamos moviendo como una cigüeña. Es normal, al principio nos pasa a todos, son las típicas dificultades con las que nos encontramos.
Para aprender a caminar correctamente debemos fijarnos en nuestras rodillas, éstas no deben estirarse completamente en ningún momento, mientras más alto sea el tacón más difícil. Para practicar el ejercicio lo mejor es que utilicemos zapatos bajos o incluso no usar zapatos. No debemos mover los hombros hacia delante, sino juntamente y al mismo tiempo que la parte correspondiente de la espalda superior.
Si queremos practicar correctamente el ejercicio primero crecemos hacia el cielo y movemos el cóccix (el coxix) ligeramente hacia abajo y hacia delante. Con esto la espalda se alargará y las rodillas se flexionarán. Activamos suavemente el suelo pélvico. Movemos la cadera derecha y el hombro izquierdo hacia delante, al tiempo que adelantamos el pie derecho. Después realizamos el mismo movimiento en sentido contrário.
Pisamos suavemente con el talón y después con la planta del pie. Realizamos el movimiento muy lentamente. Permanecemos en esta posición de crecimiento y nos concentramos en el movimiento del pie, evitando mover bruscamente los hombros.