Los sentidos del zorro - Animales, Naturaleza

sábado, 13 de noviembre de 2010

Los sentidos del zorro



Cada vez hay más zorros. Antes de que el hombre trastocara el equilibrio natural, la población de raposos se mantenía bajo el límite que fijaban, por un lado, la abundancia de sus recursos alimenticios y, por otro, la densidad de sus predadores.

Hoy en día los zorros comen en basureros de pueblos y ciudades, se instalan en la periferia de las grandes urbes, acechan próximos a los mataderos y no dejan de visitar los merenderos campestres para devorar las sobras de un bocadillo o las mondas de un queso.


Su bello y apreciado manto rojizo, los redondos ojos claros, sus largas e inhiestas orejas, el alargado hocico y su empenachada cola se han hecho muy populares, al ser divulgados a través de películas, cuentos, dibujos y fotografías. Pero, junto a la imagen de su aspecto exterior, se ha dicho también un presunto rasgo psicológico: la astucia. Se acusa al raposo de burlón, se dice que es más listo que los cazadores y alimañeros que lo persiguen, de los que se ríe cruelmente.

El zorro es un animal extraordinariamente inteligente y la agudeza de sus sentidos es más que notable. Probablemente, el olfato sea su sentido más desarrollado, pero detecta a la mayoría de sus presas a través de la vista y del oído. Sin embargo, el olfato resulta fundamental para localizar la carroña y los frutos maduros que come con frecuencia.

Tiene un oído excelente. Sus largas orejas son muy móviles y cuando se quedan quietas en una dirección determinada conceden al animal una expresión muy atenta y concentrada. Mediante el oído localiza el zorro a muchas de sus presas.


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