La entrevista de selección suele ser el paso decisivo para acceder a un puesto de trabajo, por eso es importante prepararla bien y saber estar a la altura durante su desarrollo. Se trata de una oportunidad única para vender tus habilidades.
Antes de la entrevista es imprescindible recopilar información sobre la empresa, cuanta más, mejor. Prepara la indumentaria y el lenguaje que vas a usar (discretos, ambos) en función del perfil de la empresa y del trabajo que solicitas. Debes ser puntual y llevar algunas copias de tu curriculum vitae.
Al llegar, conviene ser amable con recepcionistas, secretarias y todo aquel personal que pueda ser tu potencial aliado. Una vez en la sala, debes dar la imagen correcta para conseguir una buena comunicación con el entrevistador, sin olvidar que es él, o ella, quien dirige la entrevista. Sigue estas normas:
1.- Dale la mano a tu interlocutor con firmeza y mirándole a la cara. Repite su apellido, junto con alguna frase cordial de agradecimiento, acompañada de una sonrisa. Espera a que te inviten a sentarte. No tutees si no te lo piden.
2.- Cuida tu expresión corporal, porque puede ser determinante. Si hay nervios, respira profundamente y cálmate. Mantén la espalda recta, no gesticules y mira directamente a los ojos.
3.- Jamás cortes una frase de tu entrevistador o des por supuesto que sabes lo que quiere decir. Escucha atentamente y habla solo cuando te den pie. Tómate tu tiempo para responder, pero hazlo de forma dinámica. Se concreto, ve al grano de lo que se te pregunta, pero evita los monosílabos.
4.- Procura ser positivo. Evita las críticas, en especial, sobre tus trabajos y jefes anteriores (darías muy mala imagen). Si tienes que comentar alguna situación problemática, hazlo sin miedo, pero señala los problemas, no los culpables.
5.- Muestra interés por las características concretas del trabajo. Puedes preguntar por el sueldo, las posibilidades de ascenso y la formación. Pero si te dan respuestas vagas, no insistas.
Antes de acabar, asegúrate de que han entendido tres cosas: la consideración que te merece la empresa, cuánto te interesa el puesto y, sobre todo, tu gran capacidad de trabajo. Entérate de cómo y cuándo recibirás la respuesta. Despídete dando la mano y agradeciendo la entrevista.