El músculo y el tejido conjuntivo necesitan entre 1.5 y 2 g de proteínas diarias por cada quilo de masa corporal, que deben provenir, por lo menos la mitad, de vegetales, verduras, legumbres o batidos proteínicos. La proteína vegetal más rica la encontramos en la soja y sus derivados. La carne, los huevos y los lácteos proporcionan al cuerpo la otra mitad de proteínas que necesita.

Para dar energía al cuerpo, acompañaremos las proteínas de hidratos de carbono: cereales, arroz, legumbres y patatas asadas. Arriba el ánimo (y el nivel de azúcar en la sangre).

Con las proteínas no pueden faltar las grasas. En pequeñas cantidades, mejor si se obtienen de aceites vegetales de calidad, como el aceite de oliva. Evitaremos las grasas saturadas como los embutidos, algunos tipos de queso y la carne con mucha grasa.

Nuestro cuerpo no agradece pasar hambre para estar delgado. Podemos saciar el hambre con ensaladas (cuantos más colores tenga ésta mejor), verduras y frutas, así recibimos vitamina C, betacaroteno (un protector celular), selenio, que impide el envejecimiento de la piel y otras vitaminas con efectos desintoxicantes. Podemos comer mucha cantidad porque no alteramos las calorías.

Es recomendable comer productos básicos: soja, patata asada, hierbas, nata para mantener el cuerpo bien tonificado y que no se quede blando, con lo que envejece más rápido. Tomar abundante silicio mantiene alerta nuestro tejido conjuntivo, responsable de la fuerza y la resistencia del cuerpo. El silicio está presente en los copos de avena, en el arroz integral, en el mijo, en la cebada, en el germen de trigo y en los brotes de bambú.

Es importante que hidratemos bien el cuerpo diariamente con 1.5 l. de agua, infusiones o zumos de fruta diluidos. Compensamos la perdida de líquidos cuando sudamos al realizar ejercicio.

Y la forma de dar bienestar al cuerpo, (entre otras...), es comer con alegría, siguiendo una sana alimentación. Recomendamos la dieta mediterránea, que es equilibrada y está todo rico, rico.