Los frutos secos - Longevidad, Nutrición

sábado, 2 de abril de 2011

Los frutos secos



Los frutos secos mantienen una sana lucha con los cereales por ser el alimento más influyente para que nuestra alimentación sea sana y sea una alimentación energética. Desde hace siglos, los cereales son los alimentos vegetales más importantes; pero antes de estos nos alimentábamos con frutos de los árboles, en especial, castañas y nueces.

Científicamente no se sabe quien resultaría ganador, las gramíneas o los frutos de los árboles, entre ellos todo tipo de nuez, que ejerce una importante función en la cocina vegetariana. Ambos son muy necesarios, ya que son los principales proveedores de proteínas y pueden sustituir la carne.


Los frutos secos ocupan los primeros puestos en cantidad de fósforo, en azufre y en potasio. Tienen un elevado contenido en hierro, sobre todo la avellana. Los frutos secos contienen azufre que es importante para el metabolismo y para las actividades antitóxicas del hígado. Tienen un alto contenido en vitamina B.

Los frutos secos son más ricos en grasas y en proteínas completas que el resto de los productos vegetales, con excepción de las semillas de soja. Se puede hablar de ellos como "la carne vegetal". Todos los frutos oleaginosos (nueces, avellanas, almendras, cacahuetes, piñones, chufas y cocos) se igualan con la carne en cuanto a su contenido en proteínas y a su valor alimenticio.

Las proteínas de los frutos secos sobre las que tienen las grasas animales tienen unas ventajas. No presentan acido úrico, urea etc...., como los productos de desechos que presenta la carne. Los frutos secos no están expuestos a putrefacción y parásitos (lombrices, y triquina) como lo está la carne. Podemos comer los frutos secos en crudo, mientras la carne necesita los efectos del calor para poder comerla.

Los frutos secos y también la fruta fresca son muy apreciados por los deportistas. Para muchas enfermedades son el régimen más oportuno, cuando hace falta escasez de cloro y de purinas, (que está sobre todo en la carne, el queso duro, el café y el té), en los enfermos de riñón, hígado, circulación sanguínea, y gota. Pero por su gran valor nutritivo son impropios para los casos de obesidad.


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