Nos hemos acostumbrado a la comodidad que nos da el plástico, está muy bien y cuesta poco. Entre otras, tenemos la suerte de poder acceder a útiles recipientes de agua que, además, nos sirven como fuentes. El agua embotellada se puede adquirir en las gasolineras, en las tiendas de alimentación y en la mayoría de dispensadores automáticos.
Pero el contenedor de nuestra agua tal vez debería preocuparnos, ya que existe un cierto riesgo de intoxicación. El plástico está fabricado con petróleo (hidrocarburos) y expuesto a sustancias químicas. Los disolventes que se utilizan en los plásticos pueden causar en nosotros algunos problemas de salud.
El agua es buena para nuestra salud y, para tenerla a mano, es difícil evitar los contenedores de pastico y las botellas, sobre todo si queremos aumentar su uso.
Para que no haya toxinas en el agua envasada en plástico debemos evitar demasiado frio y demasiado calor ya que, tanto uno como otro, permiten filtrar sustancias químicas en el líquido. Tampoco hay que reutilizar las botellas de agua, porqué cada vez que se lavan se van liberando sustancias químicas que forman parte de su composición.