Dejando de lado la elegancia natural que hayamos recibido en la lotería de la genética, podemos aprender a vestir según las ocasiones y cumplir las reglas universales de la etiqueta. Para ello debemos conocer las normas, además de las piezas que hacen referencia a la forma de vestir corriente, que se mide en tres niveles: formal, semiformal e informal.

La ropa formal puede ser para hombre y para mujer. Para hombre es la ropa de color oscuro (azul marino o gris, sobretodo), acompañado de camisa blanca o muy clara y corbata a juego, los zapatos han de ser negros con cordones. Las chaquetas cruzadas son más formales que el resto y los zapatos marrones son más informales. Para las mujeres el traje chaqueta o el vestido de coctel largo hasta la rodilla, acompañado de media fina que puede ser oscura. El bolso ha de ser de tipo cartera.

Si queremos vestir semiformal, para el hombre es la chaqueta y los pantalones combinados, con la camisa lisa y zapatos negros o muy oscuros. Según las circunstancias se puede prescindir de la corbata y si se lleva chaleco puede ser de punto. Para la mujer, vestido chaqueta, traje sastre combinado o incluso pantalones con una blusa adecuada según el grado de formalidad, medias fina y el bolso no muy grande.

La ropa informal es propia de los fines de semana, vacaciones, excursiones al campo y encuentros relajados con los amigos. El hombre puede llevar chaquetas de punto o cazadoras sin corbata, pantalones de pana o tejanos, camisa sport, jerséis o camisetas de algodón. Los zapatos pueden ser náuticos. La mujer chaquetas como las anteriores, vestidos o faldas informales, tejanos, grandes bolsos en bandolera, zapatos y complementos adecuados.