En cualquier circunstancia, aunque sudemos, los músculos no tienen por qué haberse calentado. Empezamos por respirar antes de hacer ejercicio. Antes de cada entrenamiento hay que calentar los músculos y las articulaciones, debemos relajar y suavizar los tendones y los ligamentos.

Con el siguiente ejercicio vamos a poner nuestro pulso en movimiento. Calentaremos toda la musculatura, especialmente los muslos, las pantorrillas y los glúteos. Si nos balanceamos de lado a lado lograremos que el cuerpo se caliente de manera agradable. De todas formas, debemos prestar mucha atención, especialmente durante el movimiento lateral, no saltar y mantener los talones apoyados en el suelo.

La posición de inicio para éste movimiento comienza con las piernas abiertas, con una anchura a la altura de los hombros. Colocamos las rodillas perpendiculares a la parte media del pie y las flexionamos ligeramente. Las rodillas y las puntas de los pies miran en diagonal hacia fuera.

La parte superior del cuerpo se mantiene en el centro, con la espalda erguida. Apoyamos los brazos en las caderas, o los dejamos sueltos. Es parecido a los ejercicios de estiramientos que se hacen en algunos deportes.

Entonces traspasamos hacia la derecha nuestro peso, estirando un poco más la rodilla derecha que en la posición inicial, pero no hacemos presión contra el suelo. A la vez, estiramos la pierna derecha y tocamos el suelo con la punta del pie. Con las manos en las caderas, a la altura de los hombros o hacia las rodillas. Una buena forma consiste en doblar brazo derecho en ángulo y dejar la mano frente al esternón, mientras que el brazo izquierdo se estira hacia la izquierda.

Retomamos la posición inicial y repetimos el movimiento hacia el otro lado sin interrupción: trasladamos el peso hacia la derecha, movemos los brazos hacia la derecha y tocamos el suelo con la punta del pie izquierdo.

Repetimos 8 veces los movimientos y sus variantes.