Trabajo tras la jubilación - Economía, Longevidad

lunes, 30 de agosto de 2010

Trabajo tras la jubilación



A pesar de la evidencia, todavía hay quien cree que las personas mayores no pueden aportar gran cosa a la sociedad, son más bien una carga. La jubilación solo marca una frontera en la actividad laboral remunerada. Pero, al parecer, también hay un antes y un después en la manera en que se suele percibir la "utilidad" de las personas jubiladas. Y esta percepción es falsa.

Pasar de la ocupación a la jubilación no cambia a las personas, solo su situación laboral. Es cierto que existe una disminución de la capacidad funcional relacionada con el envejecimiento; sin embargo, esto no significa incapacidad laboral. Las exigencias físicas de muchos trabajos han disminuido gracias a la tecnología. Incluso las personas gravemente discapacitadas pueden seguir siendo económicamente productivas.

Jubilado con un tractor

En realidad, las personas mayores aportan mucho a sus familias y comunidades. La creencia de que no tienen nada que aportar se justificaría si solo contaran las ocupaciones remuneradas. Sin embargo, las personas de edad ocupadas en la agricultura, la pesca, el sector informal, los negocios familiares y los trabajos voluntarios, hacen aportes importantes. Pero pocas de estas actividades se incluyen en la evaluación de los resultados económicos, con lo cual el aporte hecho por los ciudadanos de más edad a menudo se infravalora.

En los países en desarrollo las personas mayores, sobre todo las mujeres, trabajan en actividades agrícolas y ganaderas hasta una edad avanzada. Estos trabajos, incluidos los relacionados con los cultivos y la cría de animales, son inseparables de las tareas domésticas; tareas que, por su parte, son otro ejemplo de trabajo importante que no se tiene en cuenta.

Muchas personas de edad se mantienen a sí mismas y a otras trabajando en autoempleos, además de prestar atención en el seno de la familia. Por ejemplo, es habitual que los abuelos presten albergue, alimentos y educación a sus nietos, al tiempo que les transmiten valores culturales. Esto, además de un ahorro para las familias y un bien directo para los niños, facilita a las madres la posibilidad de tener un empleo remunerado.

El cuidado de los cónyuges o de los familiares enfermos es otra actividad que suelen desempeñar hombres y mujeres de edad, más estas últimas, en parte, porque viven más años. Incluso en los países desarrollados, el cuidado de los enfermos crónicos está a cargo de familiares que proporcionan una atención informal.

Los mayores con aptitudes trabajan a veces como maestros, aportando su experiencia y conocimientos a las instituciones y empresas, ofreciendo asesoramiento e, incluso, participando en negocios. Por otra parte, existen numerosas organizaciones de voluntarios, con importantes repercusiones sociales, que no funcionarían sin el aporte de las personas de edad.


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