Un bies o sesgo es un trozo de tela que se corta de forma oblicua respecto al hilo. Se suele emplear el bies para adornar o reforzar los bordes de una prenda de ropa. Por ejemplo, si tenemos una pieza que ya está cosida y queremos rematar el cuello, las sisas en las axilas o cualquier otra parte curva.
Para arreglar esa prenda cogemos una tira de la misma tela de unos 4 centímetros de ancho, cortada siguiendo una dirección al bies, o sea, diagonal. ¿Qué pasa? Pues que al coser la tira en curva, esta cede ligeramente y se adapta. Así no forma arrugas.
A veces se necesita un bies muy largo, pero no tenemos una pieza de tela de esa longitud. No hay problema: cortamos varias tiras en diagonal del mismo ancho, paralelas, y después las unimos. Para ello se encaran las tiras por el delantero de la tela y se cosen a medio cm. del borde. Después abrimos la costura con la plancha, y ya tenemos el bies listo para coser.
En este punto debemos advertir: cuidado con la plancha, es muy fácil quemarse si no se tiene agilidad al utilizarla. Cuando abrimos la tela y acercamos la plancha, lo más probable es que nos demos algún toque con la punta, y eso duele. Si nos hemos quemado, recurriremos rápidamente al agua fría, poniendo la zona donde nos haya tocado la plancha bajo el grifo, un buen rato.
Hecho el aviso, seguimos con el tema. Si no queda tela de la misma pieza para hacer el bies, aunque sea a trozos, podemos comprar uno ya hecho. En las mercerías venden bieses de dos tipos: de algodón, que son mates, sin brillo; y de raso, que son brillantes. Ambos suelen estar a buen precio. Con ellos podemos dejar rematadas las prendas o hacerles un ribete decorativo.