Es posible que no estemos contentos con nuestros labios, con su forma, color, aspecto... Podemos descubrirlos hidratándolos para que no aparezcan pielecitas, grietas y su color sea un rojo intenso. Primero aplicamos una crema exfoliante suave y retiramos las pieles muertas; luego nos ponemos crema hidratante.

La piel que recubre los labios es muy delgada y, si la estiramos, solo conseguiremos deformarlos y hacernos heridas. No debemos pellizcarnos los labios con los dedos o morderlos, es un gran error que a veces es provocado por los nervios.

Algunos alimentos son ácidos y pueden resecar aún más los labios. Los zumos de naranja y limón, o la sal de las pipas, nos dañan la piel. Para luchar contra esta sequedad podemos aplicar un poco de miel con los dedos. Después de aguantarla ¡sin chupar! todo lo que podamos, la quitamos con agua templada y nos ponemos un poco de vaselina en los labios.

La edad y los gestos son los culpables de las arrugas que se forman alrededor de los labios. Para fortalecer los músculos de la boca, la abrimos como cuando pronunciamos la letra "o". Si hacemos esto varias veces al día, las arruguitas tardan más en aparecer. Esta gimnasia también es una buena medida para suavizar las líneas de expresión alrededor de los labios.

Vamos a dejar los granos en paz, si los apretamos, aunque sean pequeños, pueden dejar marca o cicatriz cerca de la línea del labio. Es mejor dejarlos que se sequen en esta zona. Para las calenturas siempre hay remedios caseros que pueden mejorarlas, pero, ¡ojo!; a veces pueden empeorarlos.