La visita a enfermos ingresados en el hospital es una situación delicada, nos irá bien conocer unos consejos que nos orienten respecto al saber estar en estas circunstancias.
Para empezar, nos informamos previamente sobre la enfermedad con objeto de saber cómo afecta al enfermo y actuar con tacto. Llamamos por teléfono siempre cuanto antes, no retrasaremos nuestro apoyo a alguien por no saber qué decir.
Escucharemos al enfermo con atención y atenderemos a sus necesidades. De nuestras preguntas y de sus respuestas podemos obtener una guía para actuar con propiedad.
No todo el mundo agradece o acepta ser visitado en un hospital, por lo que nos informaremos antes de ir. Además, debemos tener en cuenta que la hora de visita no ha de ser ni la primera ni la última del día, ni coincidir con las comidas o después de éstas.
La visita al enfermo no tiene que durar más de treinta minutos. Si el enfermo está grave estaremos de visita durante diez minutos, tiempo más que suficiente para informarnos de su estado y mantener una charla breve.
Durante la visita al enfermo debemos evitar los temas que puedan inquietarlo. Dejaremos de lado temas laborales, detalles de su enfermedad y, sobre todo, no haremos ninguna alusión a su aspecto actual. También hablaremos con el resto de acompañantes en la habitación. Para esta ocasión y para muchas otras, nos puede resultar útil el artículo "Cómo iniciar conversaciones".
Si llega una persona próxima al enfermo nos despediremos o, al menos, nos ofreceremos para salir de la habitación. También saldremos de la habitación cuando venga el personal sanitario. Al despedirnos del enfermo y de sus familiares hemos de reiterar nuestra ayuda.