Para mantener el cabello saludable, lo primero es llevar una dieta sana y variada. Algunas de las causas por las que se deteriora o se nos cae el pelo tienen su origen en la alimentación. La falta de vitaminas - sobre todo, B6, C y E -, de algunas proteínas o de hierro, están entre las principales.

Claro que también influyen otros factores, como el estrés, las emociones, las horas de sueño, el abuso de cosméticos capilares, la falta de higiene o de ventilación, drogas, excitantes, algunos medicamentos y nuestro estado de salud, en general.

Hay ciertos problemas, cómo la calvicie, que pueden tener un origen hereditario. O la caspa, que es común en los cabellos grasos. Esta aparece con frecuencia en la pubertad, una época en la que, debido a los cambios hormonales, hay un exceso de grasa. También contra estos problemas existen remedios caseros.

La caída de entre 60 y 120 cabellos al día se considera normal, pero en ocasiones, cuando el cabello está débil, especialmente en primavera y otoño, se cae más, y entonces se convierte en un problema. Un remedio bastante efectivo es el aguardiente de quina. Funciona incluso cuando la pérdida del pelo es un factor hereditario, ya que consigue retardar el proceso.

Para elaborar aguardiente de quina necesitamos un gramo de corteza de quina del Brasil (de venta en droguerías, farmacias o herboristerías) y medio litro de aguardiente de orujo, mezclado con una pizca de sal. Lo dejamos en maceración dos semanas, volteándolo cada día para que los ingredientes se integren.

Pasados los 15 días, ya se puede usar. Empapamos la superficie a tratar con la palma de la mano y realizamos un masaje en el cuero cabelludo con las yemas de los dedos. Hay que darle fuerte para que se absorba el preparado. Una vez seco, nos damos otro masaje con firmeza durante cinco minutos. Repetimos el proceso cada noche, hasta que logremos detener la caída del cabello.