Esta técnica permite cubrir fácilmente una superficie, creando divertidos efectos de colores y texturas que, además, pueden disimular pequeños fallos en paredes y techos. Podemos utilizarla para igualar con la pared un radiador, un frontal de la chimenea o cualquier otro elemento de la sala.
Partimos de dar una capa base de pintura, que es preferible en un color claro. Pasadas tres horas, en las que se seca, hacemos dibujos aleatorios con la ayuda de una esponja.
Necesitamos una o varias esponjas vegetales. Las mojamos en una pintura de un tono más oscuro que la elegida y creamos toques de color, dando pequeños golpes. Es importante no deslizar la esponja, para evitar pegotes y que se corra la pintura.
Vamos a tirar de imaginación y creatividad. Distintos movimientos sobre la superficie darán lugar a diseños improvisados, divertidos y diferentes. Podemos incluso salpicar con la esponja distintas zonas.
Después de este paso podemos volver a pasar una capa de pintura de color claro y repetir la operación; o podemos añadir una segunda capa con la esponja, esta vez en otro tono de pintura.