En lugares dónde la degradación de la vegetación primitiva ha sido más intensa, o la desforestación más o menos abusiva, solo quedan, como un lejano recuerdo de su antiguo esplendor, algunas matas leñosas y arbustos de poca altura.
Este tipo de vegetación abunda en la región mediterránea y en otros países de clima semejante al mediterráneo. Suele recibir el nombre de monte bajo, garriga o maquis, y sus plantas características son el palmito, el mirto, las jaras, las retamas, el acebuche, el madroño, el tojo y los brezos.
Algunas de estas plantas aparecen a lo largo de todo el litoral atlántico europeo, desde el centro de Portugal hasta el sur de Escandinavia, acusando la destrucción de los bosques caducifolios llevada a cabo por el hombre. Esta devastación provoca la expansión de matorrales de brezos, llamados en la terminología botánica, usual landas.
Estas matas leñosas son las ruinas que quedan de los antiguos bosques, las matas que dejaron. Su desarrollo vegetativo tiene lugar durante la estación lluviosa de invierno y son capaces de resistir la sequedad del verano gracias a sus profundas raíces y a las defensas de que disponen en sus hojas endurecidas.
A este tipo de formación pertenece el chaparral de California y de México, al que encontramos en Chile entre los treinta y treinta y ocho grados de latitud sur, y en el África y Australia Meridional.