Cuerpo sólo tenemos uno, el mismo desde que nacimos. Podemos transformar el exterior, pero el interior es el mismo a lo largo de nuestra vida. ¡Vamos a cuidarlo! Los minerales que trataremos aquí, llamados "oligoelementos", se consumen en una cantidad muy pequeña, pero son imprescindibles para conservar una buena salud y darle al cuerpo un largo recorrido.

Un mineral muy importante en nuestra dieta es el cobre, que encontramos en el hígado, el pescado, el marisco, los cereales y los vegetales verdes. El cobre potencia el sistema inmunológico del organismo, es antiinflamatorio, antiinfeccioso y participa en la formación de enzimas, proteínas y neurotransmisores. Facilita la síntesis del colágeno y de la elastina, importantes para el buen estado de los vasos sanguíneos, del cartílago, los pulmones y la piel. También facilita la fijación del calcio y el fósforo.

El selénio, elemento imprescindible para la reparación del ADN, facilita las funciones hepáticas, mantiene el sistema inmunológico en buen estado, mantiene la piel y el cabello sanos y puede desintoxicar el cuerpo del alcohol, las drogas, el tabaco y algunas grasas. Previene cardiopatías y enfermedades circulatorias así como la aparición de canceres de piel, hígado, colón y mama. Se encuentra en el pescado, el marisco, los cereales, los huevos, las pipas de girasol, el ajo, las frutas y las verduras.

El zinc es fundamental para la salud de nuestra piel pues, junto con la vitamina A, participa en la regenerización del tejido cutáneo, así como en la síntesis de colágeno y elastina, dos de los componentes que proporcionan elasticidad y tonicidad a la dermis. El zinc estimula la producción de linfocitos. Está en los moluscos, la carne, las vísceras, el pescado, los huevos, los cereales, las legumbres y los frutos secos.

Para combatir los síntomas del estrés y la fatiga tenemos el magnesio. Encontramos magnesio en las almendras y en las avellanas, los piñones, los cacahuetes, los anacardos, las nueces, los cereales y las legumbres.

El manganeso es imprescindible para el metabolismo de la energía. Es necesario para la síntesis de los ácidos grasos y la fabricación de proteínas y ácidos nucleídos. Refuerza la inmunidad aumentando la producción de antitoxinas. Ayuda a la fijación del calcio y del hierro. Se encuentra en las nueces, las semillas, el germen, el salvado de trigo, las hortalizas de hoja, el té y la piña.