Borra y piel forman este nombre, la borraja está formada y cubierta por pelos bulbosos. Un herborista famoso del siglo XVI escribió de la borraja que hace felices a las mujeres y fuertes y alegres a los hombres; que aleja de ellos cualquier pena y melancolía; que tranquiliza a los lunáticos y a los inquietos.

La borraja es originaría de Oriente y goza de mucha popularidad. Se planta, pero también crece silvestre en huertos abandonados y en las orillas de los caminos. Sus flores, de un color azul brillante, nacen a finales del invierno y perduran durante todo el verano, constituyendo una gran atracción para las abejas.

Las hojas tiernas y las flores se recogen preferentemente en verano, durante la floración. Se utilizan recién cogidas porque no se conservan bien. Las hojas - desmenuzadas para que los pelitos no molesten - están riquísimas en ensaladas, sobre todo si se combinan con hinojo y perejil; también en salsas frías, sopas y bebidas refrescantes, a las que dan un gusto picante parecido al pepino. Producen una sensación de euforia de donde les viene el nombre griego de euphoryson.

En algunas regiones se cocinan las hojas de borraja como si fueran espinacas y se hacen buñuelos, rebozándolas con huevo y harina. Sus flores también son comestibles y además pueden adornar muy originalmente sopas y ensaladas.

En medicina popular la borraja es muy apreciada por sus efectos suavizantes. Las flores combaten el sudor excesivo y las hojas son diuréticas y antirreúmaticas. La infusión calma los resfriados y las bronquitis. Fortalece a los enfermos de corazón, en especial, si el mal tiene un origen nervioso.