Para cultivar aboles frutales hay que tener en cuenta diversas consideraciones. En primer lugar, los tipos de fruta: fruta de árbol (dura) y fruta de arbustos (blanda). Aunque es fácil distribuir arbustos de fruta blanda por toda la huerta, es mucho más cómodo reunirlos en un sólo sitio.
A parte del cultivo general, la cosecha, etc., es mucho más rápido y fácil proteger de los pájaros con una red un número grande de arbustos que uno o dos (y han de protegerse de este modo si queremos una cosecha decente de cualquier cosa).
Si cultivamos mucha fruta blanda de este tipo, podemos pensar en hacerlo en una jaula, que nos permite un acceso fácil y evita que los pájaros alcancen la fruta.
Si el punto escogido para la parcela de fruta blanda, está cerca de la huerta de verduras, hay que tratar de situarla de modo que dé la menor sombra posible a las hortalizas. Algunas frutas blandas como las zarzamoras, las moras y las frambuesas, toleran las sombras, y pueden ocupar zonas con más sombra de la parcela.
La fruta blanda, una vez plantada permanece en el mismo sitio mucho tiempo. Tenemos que pensar bien donde la vamos a situar pues no podemos plantar otra cosa durante uno o dos años.
No debemos colocar los árboles frutales junto a la fruta blanda, porque pronto le darán sombra y le robaran importantes nutrientes del suelo. Se pueden colocar, sin embargo en una zona donde queremos tener algo de sombra. También podemos sembrar los frutales de forma que resulte estéticamente agradable desde la casa tal vez tapando algún elemento poco estético. Hay que escoger con cuidado los árboles frutales.
Los frutales más delicados, el albaricoquero, el melocotonero y el pérsico, así como la parra debe situarse ante una pared orientada al sur para obtener mejores resultados.