Regalos para quedar mal - Vida social

jueves, 9 de septiembre de 2010

Regalos para quedar mal



Regalar es una costumbre antigua, presente en muchas culturas. Puede ser un placer, o podemos sentirnos obligados a hacer un regalo con pocas ganas. En todo caso, resulta imperdonable que un presente nos haga quedar bien. Para evitarlo, nada mejor que contrariar los deseos de quien lo va a recibir, eso nunca falla. Si no lo tenemos claro, podemos tomar algunas medidas.

¿Qué tipo de relación nos une con la víctima? Si hay mucha confianza, lo tenemos más difícil, ya que "casi" todo vale. En cambio, si la relación es más formal o distante, podemos regalar ropa (que no se va a usar), complementos (que se quedarán en el armario), algún perfume (que no gustará) o cualquier cosa que se vea cara y ostentosa. Quedaremos mal, seguro.

Un bonito regalo

Hay otras opciones para meter la pata. En general, se trata de ofrecer regalos inútiles, feos, sin clase o que resulten difíciles de aceptar. Por ejemplo, algo que nos han regalado y no nos gusta. También son buenas elecciones la ropa interior u otros objetos de uso personal. Y el regalo estrella: cualquier animal. Imaginemos la cara de alguien que odia a los perros, o tiene alergia al pelo, si le obsequiamos con un pequinés. Irreparable.

Si en la lista anterior no hemos encontrado el regalo ideal, todavía podemos recurrir a los alimentos y bebidas. Eso sí, que no sean de calidad. Un brandy "de batalla" o unas galletas en caja familiar nos aseguran el éxito. Y, si queremos triunfar de verdad, nada mejor que entregarlo en la bolsa del súper.

En fin, que si queremos quedar mal, lo tenemos fácil. En realidad, cualquier regalo vale, incluso los buenos, si tomamos esta simple precaución: olvidarnos en el interior del paquete, como quien no quiere la cosa, el ticket de compra.


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