La tortuga de florida, pequeña, con manchas rojas junto a los ojos, es la preferida de los niños. Pero a causa de una mala alimentación, muchos de estos animales pueden morir a las pocas semanas.

Con una nutrición adecuada, este tipo de tortuga, puede vivir de 25 a 30 años. Su alimentación se puede mejorar añadiendo algo de comida seca comercial, larvas de mosquito o pequeñas lombrices, que podemos encontrar en las tiendas de animales. Además, podemos darles trozos de lechuga o de espinaca bien picadas.

La especie más conocida es la tortuga de orejas rojas, llamada así por las manchas que luce a ambos lados de la cabeza. Tiene la barriga en el caparazón amarilla con manchas negras. Otras variedades de tortuga de Florida son la tortuga de pico amarillo, menos comercializada que la anterior, y la Tachemis Scripta, con una mancha naranja en la cabeza.

Cuando las tortugas son jóvenes siguen una dieta carnívora, basada en crustáceos, insectos, moluscos y larvas. A medida que la tortuga crece se hace algo más vegetariana. Empieza a comer raíces y tubérculos, aunque en realidad es más bien omnívora. La nuestra tiene 4 años y come, además del preparado de la tienda de animales y lechuga, jamón dulce, ¡que le encanta!

Estas tortugas necesitan una dieta variada para evitar en el futuro sufrir de hipovitaminosis (escasez de la vitamina A). Ojo, si vemos que sus párpados se hinchan, es un síntoma de esta enfermedad, llega a no ver la comida, y se muere.

Si nuestras tortugas están en cautividad y no ven mucho el sol, pueden sufrir falta de vitamina D y calcio, por lo que su caparazón se vuelve blando. Necesitan, además del sol, un aporte de calcio extra que podemos conseguir en la tienda de animales.