Cada vez más, los conejos se tienen en casa como animales domésticos y de compañía. Por esto es necesario que conozcamos unas normas básicas para su cuidado.

La jaula debe ser grande, de forma que tengan espacio suficiente para moverse. Pero también necesitan periodos de libertad fuera de la jaula. Los conejos encerrados siempre en jaulas, sin posibilidad de interaccionar con la gente y sin poder hacer ejercicio, sufren más problemas de salud y no desarrollan los necesarios vínculos afectivos con sus propietarios.

Hay que tener en cuenta que, cuando estén libres por casa, debemos vigilarlos, ya que pueden morder cables eléctricos, muebles, ropa,... y también pueden exponerse a peligros, como caídas por las escaleras o por el balcón.

Es aconsejable tener en la jaula una base de gránulos absorbentes, o bien una capa de paja o heno; no se aconseja la tierra de gato ni tampoco el serrín, ya que pueden favorecer irritaciones oculares y respiratorias. Los bebederos más recomendables son los de botella. También hay que saber que los conejos son resistentes al frío, pero son muy sensibles a golpes de calor.

En cuanto a la alimentación, no tiene que estar basada en mezclas de piensos, aunque suele ser una práctica habitual. Los conejos están adaptados a una dieta pobre en energía y rica en fibra, compuesta básicamente de hierba.

La dieta del conejo ha de incluir, además de heno, verduras de consumo doméstico, como apio, perejil, coles, nabos, remolachas, alcachofas, zanahorias y, también, hierbas silvestres o cultivadas, como el diente de león, el trébol y la alfalfa.

Hay que tener muy en cuenta que una mala alimentación es la principal causa de enfermedad y muerte en los conejos mantenidos en casa como mascotas.

Hay un par de artículos sobre este simpático animal:
• La cría de conejos.
• El cortejo del conejo.