Reciclaje, el ahorro ecológico - Economía, Naturaleza

domingo, 16 de octubre de 2011

Reciclaje, el ahorro ecológico



Reciclar significa poner de nuevo en un ciclo. En la naturaleza todo se recicla, nada se desperdicia. En los ciclos de la materia o de la energía y en las cadenas tróficas (o alimentarias) hay siempre eslabones cuya misión consiste en aprovechar lo que otros dejan. Cuando un organismo muere, su materia sirve de alimento o abono para otro organismo.

Los humanos somos los únicos productores de basuras. Basamos nuestra civilización en usar y tirar sin re-aprovechar. Así, generamos montañas de residuos que, literalmente, nos están ahogando. Para poner remedio a este problema urgente lo más sensato es imitar a la naturaleza. Reciclar tanto la materia como la energía nos permitirá ahorrar unos recursos que cada vez son más escasos, irreemplazables,… y caros.


Casi todas las materias que usamos en nuestra vida cotidiana son reciclables, las podemos volver a introducir en los ciclos de producción en lugar de, simplemente, tirarlas. Papel, cartón, plásticos, tejidos y maderas pueden tener una nueva vida sin pasar por procesos complicados. Las pilas, aparatos eléctricos y máquinas en general pueden usarse para fabricar nuevos plásticos o extraer sus metales. Los restos orgánicos domésticos y agrícolas forman un excelente compost o biodiesel.

Para aprovechar los residuos primero hay que clasificarlos. Para ello existen contenedores de colores donde se pueden depositar los distintos materiales. Así se inicia el trabajo de separación que se acabará después en un centro de tratamiento de residuos. Desde allí, una vez triturados, los materiales de cada tipo se envían a las respectivas empresas de reciclaje, que los usarán como materia prima para fabricar nuevos materiales.

Por tanto, reciclar un producto es volver a usar los materiales de los que está hecho para obtener, a partir de ellos, nuevos productos. De esta manera se ahorra, ya que no es necesario buscar, procesar y utilizar materiales nuevos que, además, pueden ser escasos. Por supuesto, reciclar es también un acto ecológico ya que se evita, por un lado, la acumulación de residuos y, por otro, empobrecer la tierra consumiendo sus recursos.


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