Tener casa propia puede ser una de nuestras mayores ilusiones. Y es también, con toda seguridad, una de las mayores inversiones de nuestra vida. Si compramos una casa querremos proteger nuestra inversión y, para ello, se suele contratar un seguro del hogar.
Un buen seguro de hogar nos proporciona cobertura para los daños en la vivienda. Algunas pólizas cubren los objetos que tenemos dentro de casa, si son dañados por fuego, agua o robados. Pero si queremos un buen seguro, buscaremos aquel que, además de cubrir todo esto, también nos proporcione cobertura de responsabilidad civil, que nos pague buenos médicos y, en caso de tener que pagar a otros, nos solucione el tema económico.
Antes de firmar cualquier papel, tenemos que leer con atención. Un seguro del hogar tiene letra pequeña, a veces, mucha. Debemos leerla antes de firmar. Así evitaremos más adelante la sorpresa ante un siniestro para el que no tenemos seguro. Vale la pena meditar ante el papel y el bolígrafo.
La mayoría de las aseguradoras se lavan las manos y no quieren saber nada ante los daños causados en un terremoto, un acto de guerra, un accidente nuclear, una inundación y por el terrorismo. Para estas situaciones existe una póliza especial en la que se solicita a la aseguradora que cubra estos desastres.
Si queremos asegurar el contenido del hogar como joyas, pieles, anillos, relojes, obras de arte, antigüedades y otros objetos de valor, es necesario declarar ante la compañía aseguradora su valor para que los incluya en la póliza.