Propiedades cosméticas del pepino - Belleza

jueves, 9 de febrero de 2012

Propiedades cosméticas del pepino



Es originario de la India. Junto al melón, el pepino fue utilizado abundantemente en la antigua cultura egipcia. En Grecia y Roma fue aceptado como alimento y extendido por los romanos a toda Europa; más tarde Colón lo llevó a América.

El pepino está recomendado en casos de obesidad. Contribuye a reducir la diabetes y el colesterol, es un potente depurativo reparador de la mucosa intestinal, relajante y es bueno para el estreñimiento. El zumo de pepinos mezclado con miel de abejas es beneficioso para la garganta. Y también es excelente para el cuidado de la piel.


El pepino, por su riqueza en agua, vitamina E y aceites naturales, es uno de los mejores remedios para el cuidado externo de la piel. Tiene propiedades hidratantes y anti-inflamatorias, con lo que puede dotar de elasticidad a las células.

Actúa favorablemente sobre la piel, el cabello y las uñas. Disminuye las ojeras y alivia los ojos cansados. Aplicado sobre la piel, la suaviza e hidrata, devolviéndole la textura y la frescura que va perdiendo como consecuencia de las agresiones del ambiente y las propias del organismo.

El pepino repara los efectos del sol en nuestra piel, causados por una exposición excesiva. Puede prepararse con él una crema suavizante, triturando un par de pepinos con una batidora y extendiendo su pulpa en forma de crema sobre la piel enrojecida durante 30 0 45 minutos. Este mismo tratamiento resulta adecuado para aliviar las pieles que sufren dermatitis, quemaduras no solares, o para el acné.

Las propiedades cosméticas del pepino pueden mejorar el aspecto de la piel quitando arrugas y rejuveneciéndola. Para utilizarlo como tónico, se corta un pepino a trozos y se mezcla con medio litro de agua. Se hierve media hora y se guarda el líquido en la nevera. Lo aplicamos como tónico cada noche antes de acostarnos.

Para hacer una mascarilla facial cogemos dos pepinos sin pelar, cortados en rodajas, medio vaso de nata, una cucharada de aceite, una cucharada de miel, una cucharada de aceite de oliva y una cucharada pequeña de lodo. Mezclamos los ingredientes con una batidora y los enfriamos durante 30 minutos en la nevera.

Limpiamos el rostro y el cuello con limón y, sin secar, aplicamos durante hora y media la mascarilla sobre cara y cuello.

La limpiamos con crema de leche batida a nata aplicada en frotes con movimientos circulares y dejamos secar al aire libre.


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