Sexo en una casa romana - Cultura y ocio

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Sexo en una casa romana



Es difícil entender la función de la casa en la antigüedad clásica. Para hacerlo, puede resultar interesante reflexionar acerca de la curiosa presencia de símbolos fálicos en muchos objetos domésticos, sobre todo en asientos y fuentes.

En Roma, las representaciones sexuales, siempre existieron en frescos y esculturas. Pero también encontramos símbolos fálicos en las calles, en los talleres, e incluso en las tumbas, sin ser símbolos eróticos, sino como símbolos contra el mal de ojo.

Los objetos tienen sexo

En un principio el dios Príapo, representado como un pequeño hombre barbudo dotado de un gran falo, era una divinidad agreste encargada de proteger los huertos y los pequeños campos, amenazando con su gran falo a los ladrones con un castigo sexual. Con el tiempo, el falo se convirtió en una especie de amuleto propiciatorio que protegía cada rincón de la casa y podía estar situado, sin malicia, en los lugares más familiares.

Los objetos decorativos hacían referencia a alusiones sexuales antropomorfas y se correspondían a símbolos benéficos de fecundidad y de buena suerte, contra la ira de los dioses y contra los peligros que podían amenazar a la casa y a sus habitantes.

Por lo tanto, los elementos decorativos se podían calificar con múltiples sentidos; garantizaban la comodidad física y, al mismo tiempo, la paz y la tranquilidad de los habitantes de la casa, la fecundidad en los huertos y las tierras, y contra la ira de los dioses. Una perfecta unión y por lo tanto "confort", que no podemos copiar, a pesar de nuestras muchas tecnologías.


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