Nuestro pelo puede estar apagado por diversos motivos, entre ellos una dieta pobre, la polución, el uso de aparatos eléctricos. Sin prevención, el cabello se vuelve poroso, sin fuerza y sin vida.
Para conseguir un cabello brillante, desde el interior cuidamos nuestra alimentación. Procuramos aportar las vitaminas A, B y C, proteínas, hierro y zinc (minerales) y agua.
Desde el exterior podemos ayudar al cabello utilizando un champú a base de ingredientes naturales, que restaura los aceites esenciales necesarios para el pelo. Además, si queremos protegerlo, no lo cepillamos con fuerza, y menos estando húmedo, ya que es cuando más frágil y vulnerable está.
El agua fría en el aclarado es una aliada para el cabello; evita que el pelo se encrespe y, con esto, su aspecto es más sano. También cuidamos que no haya puntas abiertas. Aunque brille el pelo y no esté encrespado... ¡qué feo si tenemos mal las puntas!, damos un aspecto descuidado.
Siempre podemos recurrir a trucos que desvíen la atención. Si vemos nuestro pelo especialmente apagado, podemos escoger un accesorio brillante, una cinta para el cabello ellas, un fijador con brillo ellos (por ejemplo), que ayude a potenciarlo.
Para utilizar la plancha del cabello, las tenacillas o cualquier otro instrumento de calor, debemos hidratar bien el cabello con una mascarilla, que dejamos actuar unos minutos. Después de aclararlo y secarlo bien, el pelo estará protegido para peinarlo.