Miguel Ángel y la Capilla Sixtina - Cultura y ocio

viernes, 25 de noviembre de 2011

Miguel Ángel y la Capilla Sixtina



Miguel Ángel era un muchacho pobre de Florencia que, a expensas de Lorenzo de Médicis, había fundado una escuela de arte en el convento de San Marcos, durante la Roma del Renacimiento. Allí se puso de relieve su talento como pintor, escultor y arquitecto.

Miguel Ángel no solía pintar al óleo, sino con colores al agua, sobre capas de cal y arena, mientras la pared estaba todavía húmeda. Los colores penetraban de tal manera que ni el aire ni el agua podía deteriorarlos. Este sistema se llama pintura al fresco.


Cierto número de pintores de Florencia trabajaron bajo su dirección en la Capilla Sixtina. Pero no estaba satisfecho com su trabajo y, una mañana, destruyó todo lo que habían hecho, cerró la puerta y comenzó a hacer él sólo toda la obra. Se subió a elevadísimos andamios, adoptó las posturas más incomodas y trabajó de la mañana a la noche, porque la pintura debía ser extendida mientras la pared estaba húmeda.

Miguel Ángel trabajó incansablemente un mes y otro más, diciendo a veces que la pintura al óleo es más propia de mujeres y que la pintura al fresco corresponde verdaderamente a hombres.

Se cuenta que el Pontífice, impaciente, convenció a uno de los ayudantes de Miguel Ángel para que le diera entrada. Comenzó a subir por el andamio, pero Miguel Ángel, que no permitía que le estorbasen en su trabajo, como si hubiera sido por casualidad dejó caer tanto yeso que el Papa no se atrevió a insistir.

Los frescos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina representan en el techo pasajes bíblicos, desde la creación del hombre, hasta el Juicio Final. Entre el techo y los muros laterales están pintados en mayor tamaño del natural los profetas del Antiguo Testamento. Sobre el altar del fondo, el artista pintó el Juicio Final. El redentor, entre nubes y en compañía de la Virgen María, rechaza a los condenados, que los Ángeles precipitan al infierno. En el otro lado, los bienaventurados se elevan hacia el cielo.

Esta pintura colosal, una de las obras de arte más importantes del Renacimiento, la ejecutó Miguel Ángel cuando ya era anciano.


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