La basura orgánica - Economía, Naturaleza

martes, 8 de noviembre de 2011

La basura orgánica



Separar los residuos orgánicos en casa es un pequeño gesto que todos podemos hacer para contribuir a la lucha contra el cambio climático. Y no es poco.

La basura orgánica es parte de los residuos que generamos. Son los restos de comida y los pequeños restos vegetales. En el contenedor marrón depositamos: las pieles de frutas y verduras, huesos, restos de carne, las espinas, restos de pescado, las cascaras de marisco y almejas, las cascaras de huevo, las pieles y cascaras de frutos secos, los restos de comida en mal estado, el marro del café, los restos de infusiones, el papel de cocina, las servilletas sucias, los pañuelos usados de papel, los restos de un ramo de flores, las malas hierbas y las hojas secas.


También tiramos al contenedor marrón otros elementos con los que hacer compost, como tapones de corcho, palillos de dientes y los palos de los helados, de comida china o de hacer pinchos (siempre que sean de madera). Ponemos los residuos orgánicos dentro de una bolsa, procurando que se deshaga de forma natural.

La basura que depositamos en este contenedor marrón se lleva a plantas de tratamiento biológico, donde se transforma en compost y en energía eléctrica. Así ahorramos recursos, ya que el compost se utiliza como abono vegetal en agricultura.

Al separar la materia orgánica en un contenedor específico evitamos que llegue a los depósitos controlados de residuos, donde la fermentación generaría gas metano, que es uno de los gases responsables del calentamiento de la atmósfera. Por otra parte, facilitamos el proceso de reciclaje de cristales, envases y papel, ya que, que al no haber restos orgánicos, se encuentran en mejores condiciones para ser recuperados.


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