Siguiendo ésta técnica podemos dar un toque personal a un mueble antiguo para utilzarlo como mueble aúxiliar. Así es posible renovar cualquier mueble en blanco o en crudo, aportando un ambiente delicado y elegante a cualquier estilo.
El atractivo de éste acabado está en el aspecto envejecido que le damos a la madera. Los muebles tratados con ésta técnica tienen una apariencia más ligera que si estuvieran barnizados o pintados totalmente. Además, el decapado permite ver las distintas capas y las vetas naturales de la madera.
El decapado se puede aplicar sobre cualquier tipo de muebles y complementos, aunque tengan cantos o aristas, como mesas y lámparas. También podemos encontrar forja decapada. En casas de estilo romántico, las cabeceras de las camas y consolas decapadas en color crudo dan un aspecto sereno y aireado. En el estilo rústico se permiten tonos más fuertes y campestres, como por ejemplo, el verde y el azul.
Vamos a decapar un velador para colocar en nuestro rincón de lectura, bajo la luz le una lámpara. Usando una lija de madera, eliminamos las impurezas del velador, tanto si es de madera natural como si está barnizada. Mezclamos dos partes de tapa-poros con una de disolvente y lo aplicamos con una brocha sobre la superficie, para que quede homogénea.
Cuando se seque la mano de tapa-poros, extendemos en todo el velador, con la misma brocha limpia, la pintura plástica de color blanco. Cuando se seque, decapamos con una lija humedecida las zonas que preferimos. Después lo secamos con un paño.
Mezclando bien betún de Judea y cera, lo aplicamos con un trapo por toda la superficie del mueble. Así conseguiremos un efecto envejecido. Después, con un estropajo de lana de acero frotamos toda la mesita hasta que la superficie tome un cierto brillo.