En ocasiones encontramos un jersey a precio de ganga. Otras veces, la chaqueta de punto de nuestro agrado tiene un precio muy elevado. Frente a estos dos supuestos, es bueno saber reconocer con poco esfuerzo si la prenda de punto que nos gusta se merece un sitio en nuestro armario.

La calidad de las materias primas con las que está confeccionada determinará la duración de la prenda, así como su suavidad al tacto, ya sea fibra natural o sintética. Los puntos redondeados del tejido garantizarán que la pieza no encogerá al lavarse.

Una prenda de punto no es más que un tramado de hilos que dan como resultado un tejido. Si este tejido tiene un cosido deficiente, provoca que la prenda se deforme con el tiempo. Si la prenda tiene costuras, hay que fijarse en que las laterales caigan bajo la sisa, algo que prevendrá futuras deformaciones. Las partes más importantes son las costuras de los hombros y costados: están bien terminadas si están reforzadas con puntadas dobles.

Los hilos sueltos por los bordes denotan una deficiente confección. También es útil poner el ojo en los acabados del cuello, puños, cremalleras y calidad de los ojales (mejor, siempre a mano).

Debemos evitar los roces continuos, en la medida de lo posible, de nuestra prenda de punto, ya que provocan pelusas y bolitas que afean y envejecen la ropa.