Alimentación y cáncer - Nutrición, Salud

sábado, 12 de mayo de 2012

Alimentación y cáncer



Es un tema controvertido en el mundo de la alimentación. Aún no se sabe ciertamente qué alimentos pueden producir cáncer. Se conocen indicios, como la importancia de una aportación insuficiente de fibra procedente de verdura, legumbres y cereales... Lo mismo pasa con los antioxidantes.

Desde los años ochenta, los estudios realizados para prevenir el cáncer apuntan hacia la dieta mediterránea. Así, los países donde más se sigue, se convierten en zonas con baja incidencia de cáncer y enfermedades cardiovasculares.


Una dieta correcta y equilibrada se basa en una aportación suficiente de fibra procedente de verduras, frutas, frutos secos, cereales integrales y legumbres.

El componente principal de la fibra que ingerimos es la celulosa. Su función dentro del organismo es regular el tránsito intestinal para evitar el estreñimiento y controlar el apetito, ya que ralentiza el tránsito intestinal y mejora la absorción de nutrientes. También ayuda a mantener el peso y a disminuir la absorción de colesterol. Por último y, no menos importante, sirve para limpiar el intestino grueso y delgado de las toxinas que pueda haber.

Por tanto, tendríamos que tomar una correcta aportación en raciones de verdura, dos al día, por su contenido en fibra y vitaminas minerales, como son los antioxidantes. Por ejemplo el consumo de zanahoria y tomate incide en la prevención de tumores malignos, como es el de cáncer de próstata.

La ingesta de productos crudos es altamente recomendada, sobre todo la fruta y la verdura, ya que hemos de tener en cuentas que durante la cocción pierden muchos nutrientes.

Otro punto que deberíamos controlar es el de las cocciones. Debemos evitar hacerlas con elevadas cantidades de grasa, utilizando preferentemente aceite de oliva.

Finalmente, es importante el control de proteína animal procedente de carne, aves y peces. Al consumir este tipo de carnes también consumimos los residuos del metabolismo celular presente en estos tejidos, que el animal no puede eliminar antes de ser sacrificado. Estos compuestos actúan como toxinas en nuestro organismo.


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