Los cereales y la humanidad - Economía, Plantas

miércoles, 16 de mayo de 2012

Los cereales y la humanidad



La mayor parte de la humanidad basa su subsistencia en los cereales. Hasta la leche y la carne que comemos se derivan de ellos en gran parte. Los cereales son gramíneas (que en un principio eran silvestres) producidas y cultivadas por el hombre de modo que den grano grande y nutritivo.

Dejando de lado ciertas regiones tropicales, en las que las raíces de tapioca y ñame son el principal hidrato de carbono, y zonas frías donde la patata es el principal alimento, el resto de humanos debemos nuestra vitalidad a productos como el trigo, la cebada, el centeno, el arroz la avena y el maíz.


Es una suerte que las gramíneas estén tan extendidas (aunque las personas alérgicas quizás piensen lo mismo). Crecen en casi todos los climas de las tierra. El hombre ha podido aclimatar en cada región la gramínea apropiada. En las zonas húmedas, encontramos el arroz; en zonas compactas de la zona templada, el trigo; en tierras templadas secas y arenosas, el centeno; en tierras frías y lluviosas, la avena; en tierra templada, la cebada.

Cualquiera puede cultivar cereales, aunque sea a muy pequeña escala, mientras tenga a raya a los pájaros y suerte con el clima. Podemos cosechar fácilmente con una hoz o incluso con un cuchillo de trinchar. La trilla tras la siega o la cosecha, nos ayuda a separar el grano, y el viento de la noche a dejarlo limpio. Podemos molerlo con un molinillo pequeño y, ¡hasta con un molinillo de café! Puede cocerse pan en cualquier horno doméstico y satisface mucho comer el que está hecho con el grano cultivado y molido con nuestras manos.

Cuando los ejércitos de Roma decidieron conquistar Bretaña, esperaron a la siega, de modo que sus soldados pudieran dispersarse por el campo, segar el trigo autóctono, regresar con él al campamento y hacer pan. Si esto lo hicieron los legionarios romanos, no hay ninguna razón que nos impida hacer lo mismo.


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