El paintball, juego y negocio - Economía

domingo, 11 de marzo de 2012

El paintball, juego y negocio



Hace unos años no relacionábamos ninguna imagen con el nombre de paintball. Pero hoy en día, a pesar de que hay gran número de profanos en la materia, unos cuantos ya lo situamos como un juego que garantiza la euforia y la diversión.

Los participantes han de afinar la puntería y, con los marcadores que disparan bolas de pintura, manchar al equipo contrario en medio de un bosque u otro escenario al aire libre.


La historia del paintball empieza hace poco más de treinta años, en New Hampshire, Estados Unidos. Hayes Noel y Charles Gaines, compañeros de aventuras y viajes, habían visitado África y allí presenciaron una cacería de búfalos.

La subida de adrenalina que les supuso la experiencia, les hizo pensar en el hecho de revivir esta misma experiencia, pero en otro contexto. La idea no nació de un día para otro y Noel, corredor de bolsa y con mente empresarial, no dejaba de darle vueltas.

Fue un año después cuando un granjero amigo suyo le enseño casualmente la marcadora de pintura con la que señalaba a los animales de su granja. De esta manera, Gaines y Noel idearon el que sería en un futuro el llamado paintball.

Se apresuraron en firmar un contrato con la empresa que fabricaba los marcadores de pintura y convertirse, así, en distribuidores exclusivos. El juego no tardó en hacerse popular y tener fama, pronto tendría sus propias normas y equipo.

La buena nariz para los negocios y la mente prodigiosa de estos hombres, han hecho de una costumbre un deporte, un juego y, de este, un negocio.


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