Tan antigua como la humanidad es la asociación entre el perfume y la sensualidad. Las esencias influyen sobre el sistema nervioso, el hormonal y sobre el estado de ánimo. Así que no debemos extrañarnos si son efectivas para potenciar el placer sexual.
Hay civilizaciones que dan a los olores y al erotismo un carácter sagrado. En el primer caso, utilizando los aromas de las plantas o sus aceites para honrar a las divinidades. En el segundo, el erotismo, considerando el sexo como una vía de acceso a un plano superior, diferente de la realidad.
Quemar incienso es una manera efectiva de aromatizar el ambiente para dotarlo de las condiciones eróticas adecuadas. Aunque se puede adquirir en forma de varillas o conos ya perfumados, con las fragancias recomendadas por sus efectos afrodisiacos, también se puede preparar incienso casero.
La autora Iara Fellner nos ofrece la siguiente receta para hacer incienso en casa. Mezclamos una cucharada y media de goma arábiga en polvo y media taza de agua. Agitamos la mezcla hasta conseguir que sea homogénea. Añadimos media taza de aserrín, que se puede adquirir en una ebanistería (hay que asegurarse de que sea de madera natural, no de aglomerado). Cuando hayamos conseguido una consistencia arenosa, vamos tomando porciones y hacemos palillos finos de menos de cinco cm. de largo. Los dejamos secar en una caja hermética durante un par de días.
Para que el incienso casero tenga las propiedades afrodisiacas deseadas, añadimos nuestra fragancia preferida al hacer la base explicada en el párrafo anterior, 10 gotas de esencia de pachulí y otras diez de aceite esencial de mirra o de incienso.