La mayoría de las personas, en especial, las mujeres, usamos a diario una crema limpiadora, una hidratante y un tónico. Si tenemos más de 25 años puede que nos interese usar, además, una crema nutritiva por las noches.

Pero no sólo se trata de cuidar nuestra piel con cremas. Cada dos semanas o tres, como máximo, nos deberíamos hacer una limpieza de cutis a fondo, utilizando una crema exfoliante suave que elimine la piel muerta. Al final nos ponemos una mascarilla hidratante.

Para aplicar bien las cremas en el rostro debemos hacer que estas penetren suavemente con pequeños toques. Las cremas, el serum y los demás cosméticos no se deberían guardar de una temporada para otra. De todas formas, para saber si están en buen estado basta con mirar que tengan la misma consistencia, el mismo color y el mismo olor que al principio. Si no es así (la crema tiene grumos, diferente color y olor) ¡tírala!

Cuando tenemos la piel irritada, podemos hacer un tónico en casa con manzanilla. Utilizamos 50 gr de esta planta y la ponemos a hervir en medio litro de agua durante 10 minutos. La colamos y, con un pulverizador, aplicamos en el rostro.

En las farmacias, en las casa de cosméticos y, hoy también, en hipermercados, hay unas ampollas mágicas, revitalizadoras, para cuando queramos evitar las huellas del estrés y el cansancio. Tienen un efecto tensor inmediato.

Si somos constantes, una mascarilla de miel cada semana durante diez minutos tiene efectos sorprendentes en nuestra piel.

Ante problemas de dermatitis o el cutis graso es preferible utilizar gel, mejor que crema, ya que logra que las sustancias hidratantes entren en la piel sin causar efectos secundarios. Es lo mejor para utilizar en las zonas frágiles, como alrededor de los ojos.